Page images
PDF
EPUB

en una nave, á la cual se dió el nombre de Argo, ya á causa de su ligereza (Argos en griego), ya en honor de Argos, hijo de Frixo, ya en fin porque en ella iban muchos argivos; y de aquel nombre tomaron el de Argonautas los valientes que formaban la espedicion. Partieron de Atenas, arribaron á la isla de Lemnos (la Stalimene de hoy), pasaron á la Samotracia (hoy Samandrachi, á poca distancia de la costa de Romelia), entraron en el Helesponto (estrecho de Galipoli, ó de los Dardanelos), costearon la Misia (parte de la Natolia), hicieron alto en Cizico (cerca de la Artaki de hoy), siguieron por las costas de Bitinia, y vencedores siempre en los combates que ya individual, ya colectivamente hubieron de sostener, llegaron por fin á Aea, ciudad á que acababa de dar su nombre su fundador Aetes. Informado este príncipe de las pretensiones de los aventureros, convino en entregarles el solicitado vellon, despues que su gefe Jason hubiese domado dos toros que echaban fuego por la boca y las narices; combatido á porcion de hombres armados que saldrian de unos dientes de sierpe que él debia sembrar, y dado muerte al dragon, guardian del tesoro. Auxiliado por la maga Medea, hija de Aetes, á la cual habia inspirado un amor violento el paladin tesalo, domó este desde luego los furiosos toros; de los guerreros que salieron de los dientes del dragon, se deshizo en seguida, con solo arrojar en medio de ellos una piedra que los enfureció hasta el punto de matarse unos

otros; y en fin adormeció, con yerbas preparadas por Medea, al mónstruo que guardaba el vellocino, y se apoderó de el. El buen sentido indica que esta tradicion mitológica hubo de fundarse sobre hechos históricos de cierta importancia; y en efecto, Frixo, á quien se atribuye el suceso que dió ocasion á la aventura, fue hijo de un rey de Beocia, y los rigores de su madrastra le obligaron á abandonar su pais. Parece que al hacerlo, logró reunir y llevarse consigo muchas riquezas, y que le acompañó en su fuga su ayo, llamado segun unos Crios (carnero), y segun otros Chrisomalo ó Chrisovelo (vellon de oro), con cuyas dos circunstancias tuvo sobrado la

mitología para inventar la famosa fábula. Todas las circunstancias de que la adornó se esplican fácilmente. Frixo fue asesinado por Aetes, para despojarle de las rique zas que sin duda guardaba, como lo fueron despues muchos no menos célebres personages, y entre ellos el marido de la ilustre fundadora de Cartago. El dragon que guardaba el vellocino, eran los soldados á quienes estaba encomendada su custodia; los encantos con que Medea adormeció al mónstruo, representaban verosimilmente la influencia que sobre aquellos guardianes debia ejercer una muger, cuya hermosura era realzada por su calidad de princesa; los hombres salidos de los dientes del dragon, pudieron simbolizar las resistencias parciales que debia esperimentar un puñado de aventureros, anunciando altas y exageradas pretensiones; la piedra que lanzada en medio de ellos, armó los unos contra los otros, significó quizá, ó la discordia que entre ellos se procuró sembrar, ó las diligencias que hubieron de practicarse para contener ó inutilizar su oposicion, diligencias que no produciendo el mismo efecto en todos los individuos con quienes se emplearon, debian acabar por indisponerlos entre sí, y hacerlos perecer á todos por asechanzas recíprocas. No dejaré de añadir que en la mas remota antigüedad se creia que en el territorio de Aea habia minas de plata y oro, de las cuales supusieron algunos que se habia aprovechado Frixo, y juntado con su esplotacion grandes riquezas. Si el hecho estuviese bien averiguado, se inferiria de él naturalmente que la espedicion de los navegantes griegos tuvo por objeto participar de las ventajas, que trasladado á aquellos paises, habia logrado uno de sus compatriotas. No por otra razon se embarcaban tres siglos ha, bilbainos y estremeños en varios puntos del norte y del medio dia de España, en busca de los tesoros que al otro lado del Atlántico encontraban cada dia aventureros tan atrevidos como los Argonautas.

Præter omnes candidum... Hermoso sobre los demas. V. 10. Mirata... Aqui el verbo mirari significa enamorarse. En el verso cuarenta y tres de la oda catorce del libro anterior significa reverenciar; y ya veremos otras

acepciones diferentes. Cuando se puede usar asi de las palabras, los poetas tienen muchos ensanches.

V. 12. Perunxit hoc Jasonem... Es original la ocurrencia. En su ódio contra el ajo, supone el poeta que fue con el zumo de aquella planta con lo que untó Jason á los toros que se encargó de domar. La exageracion de la idea resalta mas por la energía de la frase, cuya construccion es, ut Medea mirata est ducem, candidum præ ter omnes Argonautas, perunxit hoc (id est,'allio), Jasonem, illigaturum tauris ignota juga.

V. 13. Hoc delibutis ulta donis pellicem... Concluida la conquista del vellocino, ó sea, robadas de una ú otra manera las riquezas reunidas en una ciudad de la Colquida, se volvieron los Argonautas Grecia, donde Medea siguió á Jason. Al cabo de algunos años se enamoró él de una hija del rey de Corinto, llamada Creusa, con quien se casó, despues de repudiar á la maga asiática. Esta, fingiéndose resignada á la voluntad del que fue su marido, regaló á la nueva esposa un vestido de boda,

ODE IV.

IN MENAM LIBERTUM.

Lupis et agnis quanta sortitò obtigit,
Tecum mihi discordia est,

Ibericis peruste funibus latus,
Et crura durâ compede.
Licet superbus ambules pecuniâ,

Fortuna non mutat genus.
Videsne, sacram metiente te viam

Cum bis ter ulnarum toga,

5

preparado, de modo que se inflamó apenas ella se lo puso, y la hizo morir en atroces dolores. Horacio, que antes dotára la confeccion hecha con zumo de ajos, de una virtud soporífica, le atribuye en seguida una fuerza de combustion, capaz de matar à la que se puso un vestido impregnado de aquella sustancia.

V. 14. Serpente alite... Eleganter, dice Torrencio, serpentem dixit alitem; contraria enim serpere et volare. V. 15. Vapor... Por calor, æstus.

V. 17. Munus... El Centauro Neso quiso muriendo, vengarse de Hércules, que le habia atravesado con una saeta empanzoñada. A este fin, fingiendo mirar con el mismo interés que cuando la robó, á Deyanira, esposa del héroe tebano, le dió una camisa empapada en sangre de su herida, asegurándole que si se la hacia poner á su marido, seria constantemente amada de él. La crédula esposa cayó en el lazo, y Hércules, abrasado por la violencia del veneno, se precipitó en una hoguera, despues de haber sufrido los mas espantosos dolores.

ODA IV.

CONTRA MENA LIBERTO.

Mayor antipatía

Entre el lobo no existe y la cordera,

Que la que á ti te tengo esclavo oscuro;
A tí, cuyas espaldas algun dia

Quemó la penca ibera,

Y cuyo pié brumó grillete duro.

Por mas rico que seas,

No realzan la alcurnia los dineros.

Y cuando con ropon desmesurado

10

Ut ora vertat huc et huc euntium

Liberrima indignatio?

Sectus flagellis hic Triumviralibus
Præconis ad fastidium,

Arat Falerni mille fundi jugera,

Et Appiam mannis terit,

Sedilibusque magnus in primis eques,

Othone contempto, sedet!

Quid attinet tot ora navium gravi

Rostrata duci pondere,

Contra latrones atque servilem manum,
Hoc, hoc tribuno militum?

NOTAS.

[blocks in formation]
[ocr errors]

Esta pieza y la sesta de este nismo libro, en que el orador Casio Severo es tratado con tanta dureza como lo es aqui el liberto Mena son las dos únicas que Horacio nos ha dejado de esta clase. En ellas no se reconoce la índole de la sátira horaciana, notable sobre todo por la ironía fina, por el sarcasmo delicado, y por un tono que jamás puede confundirse con el de la indignacion. Sin duda tenia el poeta que vengar con estas sátiras algunos agravios personales que le habian hecho Mena y Severo; pero ni aun en este caso era lícito á un hombre como él, combatir con las armas atroces de la injuria y de los denuestos; y por eso sin duda, no se atrevió Horacio á publicar esta composicion. En ella censura el que se confiriese un mando importante á un hombre que habia

« PreviousContinue »