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Donde á un pueblo guerrero

Dauno al poder y á la fortuna alzado,
Rigió en suelo abrasado,

Que el metro eolio á la latina lira

Ajusté yo el primero.

Ostenta, ó Musa, la altivez que inspira

El mérito eminente,

Y del laurel de Apolo orla mi frente.

el autor se da á sí mismo elogios, que debía esperar de la justicia de la generacion coetánea, ó de la imparcialidad de las futuras. La pieza es por tanto de las mas endebles de Horacio. Asi es, que los que la tradujeron en varias lenguas lo hicieron en términos con que dejaron traslucir el embarazo que esperimentaban. Delort dijo por ejemplo.

Oui, j' éleve á ma gloire un monument pompeux,
Plus stable que l'airain et que les pyramides,
Des puissants rois d' Egypte ouvrage somptueux,
Qui ne redoute point les outrages rapides etc.

y Gargallo dijo:

Di bronzo più durevole,
Più di piramid' alto,

Cui pioggia edace è Borea
Con prepotente asalto, etc.

V. 2. Pyramidum... Todo el mundo sabe que las pirámides que hicieron construir diferentes reyes de Egipto, para guardar, ya sus tesoros, ya sus cenizas, han sido en algun tiempo reputadas una de las maravillas del mundo. Algunos de estos fastuosos monumentos se ven aun íntegros, á tres leguas del Cairo unos, y otros á distancia

mayor. Por mucho que duren, dejarán verosimilmente de existir antes que perezca el nombre de Horacio.

V. 3. Aquilo...impotens... Por valde potens, «impetuoso, violento. »

V. 6. Multaque pars mei... Mucha parte de mí, es decir, mi nombre, pues el nombre es una gran parte del hombre.

V. 7. Libitinam... Libitina se llamaba la diosa de los funerales. En su templo se pagaban los derechos de los entierros.

V. 8. Dum Capitolium... El poeta encarece sobre lo que habia dicho antes. En las grandes solemnidades las vestales acompañaban al pontífice al Capitolio. Asi, el sentido de la espresion es, mientras haya Capitolio, frase proverbial, que equivalia á por siempre, pues la opinion comun era que Roma no podia perecer.

V. 10. Aufidus... El Ofanto, rio de la Pulla.

V. 11. Quâ pauper aquæ Daunus... Habiendo Dauno, hijo de Filumno y Dánae, huido de la Iliria su patria, devorada por la guerra civil, llegó á la Pulla, donde fundó un reino, que de su nombre se llamó Daunia. El pauper aquæ recae sobre la sequedad del territorio, y asi es que Horacio llama á la Pulla siticulosa en la oda tercera del Epodon. Algunos intérpretes creyeron que se trataba aqui de un rio llamado Dauno, y que este rio era muy pobre de agua.

V. 12. Ex humili potens... Los mas de los comentadores aplicaron esto á Horacio, y muy pocos á Dauno. Nuestro poeta podia creerse un hombre ilustre, como lo fue, por haber acomodado el metro griego á la poesía latina; pero llamarse potens por esta razon, era demasia. do. Esta calificacion conviene perfectamente á Dauno, que de desterrado y prófugo se vió casi repentinamente rey.

V. 13 y 14. Ad Italos deduxisse modos... Horacio hizo en Roma con el metro griego lo que Boscan y Garcilaso entre nosotros con el italiano. Atribuyendo á estos ilustres amigos el honor de haber introducido la medida italiana en nuestra poesía, no pretendo defraudar al marques de Santillana, y á uno ú otro de nuestros antiguos

poetas, de la gloria de haber compuesto algunos versos endecasílabos; pero los esfuerzos hechos para estenderlos y generalizarlos, y mas que todo, su adopcion definitiva en la poesía castellana, fruto de aquellos esfuerzos, fueron de Garcilaso y de Boscan.

V. 15. Delphicâ lauro... Con el laurel de Apolo á quien estaba consagrada Delfos.

LIBER QUARTUS.

ODE I.

AD VENEREM.

Intermissa, Venus, diu

Rursus bella moves? Parce, precor, precor:

Non sum qualis eram bonæ

Sub regno Cynaræ. Desine, dulcium

Mater sæva Cupidinum,

Circa lustra decem flectere mollibus

Jam durum imperiis: abi

Quò blandæ juvenum te revocant preces.

Tempestiviùs in domo

Pauli, purpureis ales oloribus,

Commessabere Maximi,

Si torrere jecur quæris idoneum.

Namque et nobilis, et decens, Et pro sollicitis non tacitus reis,

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Et centum puer artium, Late signa feret militiæ tuæ :

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LIBRO CUARTO.

ODA I.

A VENUS.

Y tornas en mi pecho

A encender, Venus, la pasada guerra? Piedad, piedad, ó diosa;

No soy ya lo que un dia,

Cuando á la bella Cinara queria.

No á diez lustros cercano,

A mí ya duro, á tu coyunda blanda De nuevo atarme quieras :

Menos, menos rigores,

Madre cruel de plácidos Amores.

Vuela donde te llaman

De ardiente juventud los tiernos ruegos,

Y si abrasar deseas

Sensible, blando pecho,

Vuela de Paulo só el dorado techo.

Vuela, ciprina diosa,

Sobre las alas de tus cisnes canos;

Diviértete alli, y juega,

Que es noble, comedido,

Y elocuente en favor del afligido;

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