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visto ellos comedia mejor?, supo decirlo el actor que desempeñaba este papel con expresion tan oportuna y enérgica, que el auditorio, aplicando aquellas palabras á lo que estaba sucediendo, interrumpió con aplausos la representacion; la turba de los conjurados perdió la esperanza y el ánimo, y la general estimacion que obtuvo en aquel dia esta comedia no pudo ser más conforme á los deseos del autor.

Manuel Torres sobresalió en el papel de D. Pedro, dándole toda la nobleza y expresion que pide. Juana García, reuniendo la juventud, la gracia, la belleza, el amable candor en el de Doña Mariquita, mereció los elogios del público, y dió á las tareas de los artífices asunto digno. Polonia Rochel representó la presunoion necia de Doña Agustina con toda la inteligencia que era de esperar en aquella celebrada actriz. Mariano Querol hizo en D. Hermógenes el pedante más completo que es posible hallarse entre los muchos que pudo imitar. Manuel García Parra llenó los deseos del público en su papel de D. Eleuterio: la voz, el gesto, los ademanes, el traje, todo fué tan propio y acomodado al carácter que representó, que parecia en él naturaleza lo que era estudio.

Se han hecho hasta el presente..... representaciones de esta comedia en los teatros de la Corte, y ha producido á las Compañías..... (1)

La imprimió en Parma, en el año de 1796, el insigne Bodoni, y aquella edicion es la más estimada de cuantas se han hecho de esta obra dentro y fuera del Reino (2).

En el año de 1795 se publicó en Nápoles la traduccion que hizo de ella en idioma italiano Napoli-Signorelli.

(1) Tachado con una raya este párrafo en el MS. autógrafo. (2) Tachado tambien este párrafo con una raya.

En el de 1800 la reimprimió en Dresde D. Manuel Ojamar (1), acompañándola con una version en aleman.

Hay ademas dos traducciones francesas; la primera, con el texto original, se incluyó en la obra intitulada: Éléments de la conversation espagnole et française, impresa en París, en el año de 1803; la segunda, impresa el año siguiente, en la misma ciudad, la hizo el Sr. Dumaniant, con las alteraciones que le parecieron convenientes, y se representó en el teatro de la Puerta de San Martin (2).

Acto 1, pág. 9 (3).

NOTAS.

«Esta comedia ofrece una pintura fiel del estado actual » de nuestro teatro (dice el prólogo de su primera edicion); pero ni en los personajes ni en las alusiones se hallará >>nadie retratado con aquella identidad que es necesaria en › cualquiera copia, para que por ella pueda indicarse el original. Procuró el autor, así en la formacion de la fábula,

(1) Anagrama de Ramajo.

(2) Este párrafo, tachadas várias líneas, y sustituidas con otras, no escritas de mano de Moratin, resulta de este modo: «En París se reimprimió, con una traduccion demasiado literal, por apéndice à la obra intitulada: Éléments de la conversation espagnole et française, en el año de 1803. En el siguiente publicó el Sr. Dumaniant una version libre de la misma comedia, con las alteraciones », etc.

(3) De la primera edicion (Madrid, en la oficina de Benito Cano, año de 1792). Al fin de la plana ó página 9, se lee: « Comedia nueva, intitulada: El gran Cerco de Viena. » En la edicion de las obras de Moratin, dada á luz por la Real Academia de la Historia, corresponden las palabras citadas al tomo II, parte 1.o, pág. 188.

como en la eleccion de los caracteres, imitar la naturaleza en lo universal, formando de muchos un solo individuo.> En el prólogo que precede á la edicion de Parma se dice:

De muchos escritores ignorantes que abastecen nuestra scena de comedias desatinadas, sainetes groseros, tonadillas necias y escandalosas, formó un D. Eleuterio; de muchas >mujeres sabidillas y fastidiosas, una Doña Agustina; de muchos pedantes erizados, locuaces, presumidos de saberlo todo, un D. Hermógenes; de muchas farsas monstruosas, llenas de disertaciones morales, soliloquios furiosos, ham>bre calagurritana, revistas de ejércitos, batallas, tempes>tades, bombazos y humo, formó El gran Cerco de Viena; pero ni aquellos personajes ni esta pieza existen.>

D. Eleuterio es, en efecto, el compendio de todos los malos poetas dramáticos que escribian en aquella época, y la comedia de que se le supone autor, un monstruo imaginario, compuesto de todas las extravagancias que se representaban entónces. Si en esta obra se hubiesen ridiculizado los desaciertos de Cañizares, de Añorbe ó Zamora, inútil ocupacion hubiera sido censurar á quien ya no podia enmendarse ni defenderse. Esta reflexion indica el plan que debe seguirse en las notas de la presente comedia. Se citarán los ejemplos que tuvo presentes el autor, buscándolos con preferencia en las composiciones dramáticas de aquel tiempo; y no se omitirá la explicacion de muchas alusiones que ya empiezan á ser obscuras, por la alteracion que han padecido las costumbres, y la que han tenido el gobierno y economía de los teatros.

Las circunstancias de tiempo y lugar, que tanto abundan en esta obra, deben ya necesariamente hacerla perder mucha parte de su mérito á los ojos del público, por haber desaparecido ú alterádose los originales que imitó; pero el transcurso mismo del tiempo la hará más estimable á los

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que apetezcan adquirir conocimiento del estado en que se hallaba nuestra dramática en los veinte años últimos del siglo anterior. Llegará sin duda la época en que desaparezca de la scena, que en el género cómico sólo sufre la pintura de los vicios y errores actuales; pero será un monumento de historia literaria, único en su género, y no indigno tal vez, de la estimacion de los doctos.

Pág. 9 (1).

La conquista de un reino, una batalla, el sitio de una ciudad, no son argumentos proporcionados para la comedia. Pertenecen á la epopeya exclusivamente, y la tragedia misma no los admite, sino apartándolos de la scena y usando de ellos en relacion, como de incidentes que motivan la fábula ó contribuyen á sostenerla. El sitio de Tarifa no es una accion trágica ; pero sí lo es la fidelidad constante de Guzmán, que sacrifica un hijo por la seguridad de la patria. En suma, no son materia conveniente para el teatro las empresas militares, sino los afectos heroicos; y si la tragedia se vale de tales acaecimientos como secundarios, como causales, ó resultados de la accion, y no como objeto principal suyo, ¿quién dudará que la comedia jamas puede admitirlos? Son, pues, unos monstruos dramáticos todas aquellas comedias que ofrecen á los ojos del espectador el conflicto de una batalla, la ruina de una ciudad, ó la invasion y trastorno de un imperio. No pertenecen al género cómico, ni al trágico ni al épico, las que tuvo presentes D. Eleuterio para escribir la suya. Tales fueron por ejemplo: La Conquista de Madrid; La toma de Oczakow; Defensa de Barcelona por la más fuerte

(1) De la primera edicion.—«¡No es cosa! Del sitio de una ciudad hacen una comedia. ¡Si son el diantre!» V. en la edicion de la Acad. de la Hist. las páginas 188 y 189, tomo II, parte 1.a

Amazona; El Sitio de Calahorra; A España dieron blason las Astúrias y Leon, y triunfos de D. Pelayo; Por ser leal yser noble, dar puñal contra su sangre, y la toma de Milan; La Restauracion de Astorga; Saber del mayor peligro triunfar sola una mujer; El castellano Adalid y toma de Sepúlveda; Hernan Cortés en Tabasco; Exceder en heroismo la mujer al héroe mismo; Cárlos Quinto sobre Dura; La restauracion de Madrid; El valor de las Murcianas contra lunas africanas; Sitio y toma de Breslau; La más heroica Espartana; El sitio de Calés; Jerusalen conquistada; Triunfos de valor y ardid; La destruccion de Sagunto; La conquista de Stralsundo; El sitio de Toro; Aragon restaurado por el valor de sus hijos; La toma de San Felipe por las armas españolas; El sitio de Pultova; Troya abrasada.

No es mucho que el autor que se propuso imitar á sus contemporáneos, reuniese en la comedia de El gran Cerco de Viena cuantos desaciertos halló esparcidos en las que se acaban de citar; ni podia elegir otro método un escritor, á quien se supone tan falto de instruccion como de talento. La pobreza absoluta de su ingenio le hace más cómico, y el no hallarse nada en su obra que no esté copiado de las demas, añade á la censura toda la fuerza de la verdad y de la razon.

Pág. 11 (1).

Las cómicas iban al teatro en sillas de manos, lo cual proporcionaba á la turba alegre de los apasionados frecuente ocasion de manifestarlas el aprecio que hacian de sus gracias y su habilidad. Otras veces, ni las cortinas, ni

(1) Primera edicion.-Acad. de la Hist., tomo 1, parte 1.a, pág. 191.Ese es aquel bulle bulle, que hace gestos á las cómicas, y las tira dulces á la silla.» (Act. 1, scena 1.a)

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