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ser, introducen en él los vicios y las riquezas de las naciones que han sojuzgado; riquezas impuras que vienen á parar á manos de cier tos hombres para desgracia de todos los demas. Entonces se hace una revolucion generál en las costumbres; no se tiene en consideracion sino al que ostenta mayor fausto; y el miserable salido ayer del fango, se atreve insultar al talento y á la virtud.

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Pero si Sardanapalo reposa en el seno la voluptuosidad, los ciudadanos de todas las clases quieren a cualquier precio propor cionarse nuevos goces. Los ministros venden su crédito, los magistrados sus resoluciones, y todos los ciudadanos su honor. Si por desgracia en medio de esta desorganizacion general se levantan algunas facciones, el imperio es perdido.

Tal es la obra de los conquistadores, y la de los reyes que ignoran que para asegurar la duracion de un estado es necesario que la virtud y los talentos sean el único titulo de los honores y de las recompensas.

Para que esto no parezca una vana declamacion, bastará exponer aquí la accion mecánica de la despoblacion originada por la guerra exterior y por el sistema de conquis tas, poniendo pór ejemplo á Egipto, que en tiempo de Sesostris tenia, segun los mejores

eálculosiveinte y siete millones de habi

tantes.

Ron Unnpríncipe (dice Montesquieu) que tiene un millón de súbditos, no puede sin arruik narse mantener un ejército que paseɔde diez mil hombres. Elide Sesostris; por consiguiend te, no habria debido vexceder en tiempo de paz de doscientos setenta mil‹ soldados;cy doblando este número para el estado de guers ray, se verá que podia disponer de quinientos euarenta mil combatientes. Estos node erän suficientes para conquistar la Etiopia, suje→ tar á los Arabes, recorrer victoriosa una gran parte del Asial penetrar hasta el Tanäis. Para cubrir una línealtan dilatada se necesi taban por lo menos um millon y doscientos mil soldados, y es creible que Sesostris los emplearíasises considera que en aque Hla época eloarte de atacar las plazas esta→ ba muy poco adelantado, siendo preciso pap ra tomarlaş por asalto una multitud de hombres.cobiteson

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No será ciertamente un cálculo exagera do suponer que Sésostris perdió en los com bates que sostuvo por espacio de nueve años las tres cuartas partes de su ejército. He aquí pues novecientos mil hombres. de menos; y aunque esta pérdida parezca al pronto nada en una poblacion de veinte y siete millones

de habitantes, siguiendo la progresion se vês rá que importa mucho.

- Una poblacion de veinte y siete millones de habitantes, producirá por un cálculo muy subido cinco millones y quinientos mil hom bres capaces de tomar las armas: rebájese de esta şuma un millon y doscientos mil solda dos, y dando por supuesto que cada uno de estos hombres robustos destinados á hacer la guerra hubiese dado en el espacio de nueve años dos hijos varones al estado, á los veine te años de su salida para los paises estrangeros, resulta una falta de reproduccion de dos millones y cuatrocientos mil hombres. Agre gando navecientos mils muertos, existe un deficit de tres millones y trescientos mit hombres. Suponiendo por otra parte que ha ya sido igual el número de nacidos y muer tos, quedarán réducidos los cinco millones y quinientos mil hombres á dos millones y dos cientos mil. Estos dos millones y doscientos mil varones que debian nacer de los un millon y doscientos mil hombres, arrebatados por la guerra, podrian haber dado á los diez y ocho años un hijo cada uno al estado; resulta pues insensiblemente un nuevo deficit de un millon y doscientos mil hombres, lo. que unido á los tres millones y trescientos mil ya citados, compone á los treinta y ocho

años despues de la invasion de Sesostris una pérdida para la poblacion de cuatro millones y medio, y reduce á un millon de indivi duos la clase que por su edad y sus fuerzas debe ser llamada a defender la patria.

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Esta inmensa despoblacion explica la rapidez con que se ha desmoronado el imperio colosal de Egipto, despues de tantas victorias que parecian deber asegurarle la dominacion del universo,

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A este

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este principio destructor se agrega otro mas destructor aun. En el movimiento que imprimen las grandes y rápidas convulsiones de la guerra, y los acontecimientos que se agolpan en lugar de irse sucediendo, se vé atacado el órden social, y la juventud, acostumbrandose á no respetar á los hombres, no reconoce ya la autoridad de las leyes, ni tiene otros límites que su voluntad, ni as pira á otra cosa que á satisfacer sus pasiones. La infancia a entona el cántico del crímen; bikisaid Neron ultraja la naturaleza y su siglo casandose públicamente con Pitágoras, las Cleis modernas se prodigan caricias estériles; la licencia une al hijo con su madre y al padre con su hija; se toma por juego el inces to, el divorcio y el adulteria, y todo es confusion, trastorno y desastres en las familias ý en el estado. bastong hold of bab

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La guerra y el olvido de la moral agotan los manantiales de la poblacion; los brapos robados á la agricultura dejan los camdos incultos, los canales del comercio se zesecan; el artista se aleja de un clima en que la guerra y la anarquía han roto el pincel de Apeles y el cincel de Fidias; se multiplican las emigraciones, se apaga la antorcha de las ártes, los pueblos se reducen á la mas espantosa barbárie (49); y las antiguas reinas del mundo Tebas, Nínive, Babilonia, Ménfis y Palmira no presentan sino un monton de ruinas

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Si los cortesanos de todos los siglos y de todos los paises, en lugar de ensalzar hasta las nubes la gloria de esos ministros de sangre que desgarran la tierra, llenándola con la fama de sus victorias; si los sofistas que han ideado tantos sistemas de administracion pública hubiesen hecho patente este cuadro de destruccion, los gobiernos no se habrían decidido tan ligeramente á emprender guer ras, y la humanidad hubiera derramado menos lágrimas.

No haciendo mencion de la época famosa del paso del sabeismo (50) ó adoracion de los astros, al polytheismo ó adoracion de muchos dioses, y de este al theismo ó unidad de Dios, profesado por Sócrates y por

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