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der en cierto modo hasta el origen del mun do, y buscar (á falta de tradicion) en las sucesion natural de las ideas la ignorada historia de los primeros hombres.

Coloquemos al hombre en un punto de Ja tierra, abandonado á sí mismo, sin recursos y sin familia. Bien haya nacido en Síria cerca de Damasco (15), en la Arme◄: nia (16), en el jardin delicioso de Eden, en las cercanías de Thelassar, en Caldea (17), ó bien ácia la embocadura del Eufrates ó del Hiddekel (18); que los primeros humanos se llamasen Adan y Eva, segun Moyses; ó Eon y Protogono, segun Sanchoniaton (19); que el primer hombre que queresea mos estudiar sea Efesto, Vulcano (20), ó. Aloro segun Beroso (21); nosotros siempre le consideraremos bajo las tres relaciones que le distinguen, á saber: hombre bruto, hombre selvage, y hombre civilizado.

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Como hombre bruto es muy inferior á los animales, no considerando sino su fuerza y sus medios de defensa; pero goza de una ventaja notable sobre ellos en cuanto tiene la facultad de coordinar sus ideas, de fijarlas y utilizarse de ellas, y la sensibilidad exquisita que determina de un modo tan enérgico su eleccion: el impulso natural que le inclina á unirse á sus semejantes,

desenvuelve en él, aunque selvage todavía, una parte de su superioridad.

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Este impulso no es debido, á pesar de cuanto ha dicho Vitruvio, al placer de calentarse, ni á las utilidades que se sacan del fuego (22): cuando el hombre cedió á la net cesidad de sujetarse al yugo de la sociedad, no calculó si ésta le sería útil ó perjudicial: llevado de su instinto, no hizo mas que se→ guir las leyes invariables que unen todas las partes del universo.

Estas LEYES (23) son las relaciones inmediatas de las cosas entre sí, y sus forzosas consecuencias.

La primera ley del hombre aislado (24) ha sido alimentarse, vestirse y resguardarse de la intemperie; la segunda proveer á su seguridad; y la tercera unirse al sexo que corresponde al suyo. Su primer pensamiento al mirarse á sí propio debió fijarlo sobre su mecanismo, y sobre el objeto de su existencia: en seguida, considerando atentamente todo lo que le rodeaba, se preguntó sobre su propio destino.

La impresion que le causa la vista de una muger le deja atónito y le embarga todos sus sentidos: la calma se sucede á este primer movimiento; mil ideas confusas le agitan, pero bien pronto se desvanecen co

mo un vapor ligero; y el hombre vuelto en sí, trata de indagar las verdaderas causas del placer que acaba de experimentar. Esta impresion, que no es otra cosa 'sino lo que los metafisicos llaman percepcion, hace nacer la idea, imagen fuerte, y que queda mucho tiempo despues que ha pasado el relámpago de la percepcion.

Si Se reunen una porcion de ideas: el hombre se acuerda de que al aspecto de aquel sér que no puede definir y cuya esencia ignora, ha experimentado una sensacion deliciosa; que al mirarle creía identificarse con él; que estrechándole contra su corazon probaba un deleite indecible. No hace mas que repasar todo esto entre sí, y ya las dulces palabras de amor, placer, felicidad se deslizan de sus labios.h

Supongamos á este hombre ya padre: es necesario que explique á sus hijos los resultados de su experiencia; y los gestos, las actitudes y los movimientos de su rostro son los únicos intérpretes de sus pensamientos. No contento con este primer esfuerzo, forma con sus hijos algunos sonidos para comprenderse mútuamente. Estos sonidos se convierten en palabras que designan los cuerpos naturales que por el pronto se presentan á sus sentidos, y que nunca son en gran

cantidad siendo la familia poco numerosa Á medida que ésta se aumenta se enriquece la lengua; á la familia sucede'una poblacion, á ésta una ciudad, y á la ciudad un estado. Las emigraciones, las colonias de este estado llevan á otros parages su lengua primitiva; se forman los dialectos; en cada colonia se crea un nuevo idioma sobre las ruinas del antiguo; y he aquí de donde proviene la incertidumbre de las etimologías y la diversidad de lenguas, y chisbong ou sup graciObligado el hombre á proveer á su exist tencia, camina á paso lento ácia el conoci miento de las ciencias y á su perfección. La . industria en este caso no es para él sino una heredad particular que cada cual cultiva segun la extension de sus conocimientos, pero que no se transmite á sus vecinos, y carece de medios de comunicacion.

Los frutos y las plantas que la naturaleza como de su propia voluntad ofrece al hombre, le dan la idea de reunirlos, transportarlos y hacer nuevos planteles inmediatos á su cabaña; y héle aquí convertido en AGRICULTOR.

En el mismo sitio reune los animales que ha podido domesticar; el terreno que ha elegido sé abona con la estancia de estos animales benéficos; y entonces todos sus

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pensamientos, sus cuidados y afectos se dirigen ácia el lugar que encierra á su mu gera y sus hijos, que le proporciona un vestido contra el rigor, de las estaciones, y medios seguros de satisfacer sus necesidades, y de hacer su existencia menos penosa oxito na ob angui la chou otrul, ne ¿Qué importa que su cabaña esté construida con famage y cañas, como en algunas pártes del Asia, ó con toldos hechos de pieles de animales, como lo son, en el dia las habitaciones de los tártaros y de los arabes errantes? El quiere conservarla, y desde entonces ya tenemos establecido el sistema de PROPIEDAD. né noɔ 20getung 9 aol anford - Pero la familia del hombre vé que se aumentan sus necesidades á la par de sus)recursos. Este, mas dichoso en la agricultura coge mas frutos àquel, mejor instruido en el arte de criar los sganados, tiene un reba ño más numeroso Las necesidades reunen á los hombres, y el que tiene mas frutos cede una parte al que no tiene ninguno, y éste le dá en cambio carnerós ú ovejas. El COMERCIO nace, y con él el gusto de la sociedad, consecuencia natural de las relaciones mas frecuentes.t sijusio si mA colib ab noo Laikmulacion despierta la INDUSTRIA: las artes conocidas, se perfeccionan y se ex

c

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