Aquiloniae procellae, Răbidi tacete Cori. Tăceat sonorus Auster. Solus ovantem Zephyrus||perdominetur annum. (ibid. v. 33-36.) No hai razon para dividir el tetrámetro en dos versos distintos, como se ha hecho en varias ediciones de las poesías de Claudiano. 33. Las «estrofas pentásticos» son mas escasas aun que las «trísticos»; pues el número impar de los versos que forman una estrofa perjudica necesariamente la harmonía de ésta. De ahí el corto número de especies de «estrofas trísticos» i «pentásticos.» De estas últimas no se ha usado en la poesía latina sino una sola, i es la que se forma posponiéndose un verso Ferecratéo a cuatro Glicónicos consecutivos. Se conserva únicamente la composicion de Catulo, escrita en este metro i titulada «in nuptias Juliae et Manlii» (LXI); consta de 47 estrofas. Ejemplos: σ Excitusque hilari die, Pineam quate taedam. Namque Julia Manlio, Qualis Idalium colens Venit ad Phrygium Venus Judicem, bona cum bona Nubit alite virgo. (Catul. LXI, 11-20.) 34. La estrofa en cuestion trae ordinariamente los versos Glicónicos perfectamente ligados uno con otro, de manera que entre la final del que precede i la inicial del que le sigue, se verifica la elision. Por esto se encuen tran en la referida composicion varios versos hipérme tros, por ejemplo: Flammeum videor veni-re Ite, concinite etc. (ibid. v. 122.) Unguentate glabris mari-le Sola cognita: sed mari-to Jam licet venias, mari-le: Munere adsiduo valen-tem Exercete juventam. (ibid. v. 235.) Solo en dos versos admitió Catulo el hiato entre la final de un Glicónico i la inicial de otro que le sigue, como: Uxor in thalamo est tibi Ore floridulo nitens. (ibid. v. 192–193.) Flere desine. Non tibi Auruncleja, periculum est. (ibid. v. 96–97.) 35. En otros dos versos el poeta se permite tambien la sustitucion de una breve por una larga al fin del Glicónico, como: Noscitetur ab omnibus, Et pudicitiam suae etc. (ibid. v. 223.) Quis deus magis ah magis Est petendus amantibus? (ibid. v. 46–47.) Al fin de una estrofa Catulo suele concluir una proposicion entera o a lo ménos una oracion i no continuarla en la estrofa siguiente. 36. Entre los poetas latinos no ha habido ni uno solo que se haya ensayado en hacer composiciones en una que otra clase de las llamadas «estrofas mayores», que se distinguen por una variedad mui grande de ritmos de que se forman, por el modo sumamente artificial de unirlos i por el gran número de versos de que constan. Así es que en la poesía latina no se encuentran las interesantes estrofas que inventaron i usaron muchos de los poetas griegos como Alcman, Stesícoro e ĺbico, i ménos aun las mas complicadas que cultivaron Pindaro, Simónides, Bacquílides i los trájicos de Aténas. NOTA: La observacion que se encuentra en la páj. 355, debe Observacion De estos veinte i ocho piés solo se emplean en |