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cialmente en los granos); poca aplicacion al comercio, al tráfico, á la labranza y á las artes y oficios; el gran número de empleos y la autoridad excesiva de los que los desempeñan; los gastos, dilaciones é iniquidades de la justicia; la ociosidad, el lujo, y todo lo que pertenece á la licencia yá la corrupcion de las costumbres; la confusion de las gerarquías; las alteraciones de la moneda; las guerras injustas é imprudentes; el despotismo de los soberanos y su ciega aficion á ciertas personas, su prevencion en favor de clases y profesiones determinadas; la avaricia de los ministros y de los favoritos; el envilecimiento de la nobleza; el desprecio y el olvido de los literatos; la tolerancia de las malas costumbres y la infraccion de las buenas leyes; el demasiado apego á usos indiferentes ó abusivos; y finalmente la multitud de bandos y reglamentos embarazosos ó inútiles; he aquí el analisis que ha hecho Súlly de las causas que contribuyen á arruinar ó debilitar las monar quías. Esto conduce á examinar el modo de reconocer las enfermedades del cuerpo social y determinar con exactitud qué es lo que puede conservarle ó restituirle todo su vigor.

Soló la estadística puede presentar en

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este caso datos positivos; pero sería nece sario considerarla en sus verdaderas rela ciones, adoptar todo el sistema, y no contentarse con cultivar una parte de élodo haciendo caso de las demas como ha sucedido hasta el dia. Y aun esto no sería una cosa nueva, pues, Augustó (142) ♬ Tiberio (143), á quienes la historia ha pintado con colores tan diferentes, y que han sido designados por la opinion (general como los primeros administradores de; su tiempo, sacaron gran partido de esta ciencia.

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Si se quiere, pues, que la administra cion pública sea el agente perpetuo del ór den en un estado, es necesario que su teoría esté fundada en el conocimiento exacto de las relaciones que tienen los goberhantes con los gobernados; que sus esfuer zos se dirijan á dar movimiento á los res sortes de la autoridad ejecutiva;' que tenga por objeto la conservacion física y el desarrollo moral de los individuos, y que el fin que se proponga sea el de reducir todas las operaciones á actos de prevision, de justicia y de órden. ¿Y cómo podrá elevarse á estos actos un administrador que ignore los hechos y los principios? po

Si no tiene nociones exactas del aumento, disminucion o variaciones qué han

tenido tanto en su nacion como en las estrangeras, la poblacion, los productos naturales ó de industria, los consumos, las rentas públicas y particulares, las fuerzas terrestres y marítimas, las relaciones comerciales y diplomáticas, los sistemas políticos ó religiosos, y las doctrinas literarias, filosóficas ó científicas; no podrá reconocer las causas de estas variaciones, ni dar su justo valor á la fuerza, á la riqueza y al poder absolutos ó relativos de su pais, yse verá por consiguiente privado de la ventajas de poder combatir el mál con sábias providencias, ó de dar por medio de planes bien combinados un libré curso á la prosperidad nacional.

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La riqueza ¿ consiste en el oro y la plata, 6 estos metales no hacen mas que representarla? ¿No és más esencialmente rico el territorio que produce a sus habitantes en lugar de métales abundantísimas subsistencias? Hecho demasiado comun el numerario, no debe aumentar el valor de los objetos de primera necesidad, disminuyendo su precio? ¿No producirá una subida en los jornales, y la consecuencia de esta subida no será el hacer que la balanza se incline a favor de los fabricantes estrangeros que pagando menos á los obreros pueden dar mas baratos los pro

ductos de su industria? ¿No es propio de un gobierno prudente el hacer pasar á los pueblos en cuya prosperidad se interesa el dinero que por su éxcesiva abundancia entorpeceria la circulacion? No legitimará esta medida ya comprando las producciones naturales que le niega ó no produce en bastante abundancia el suelo nacional, ya adquiriendo las razas de animales y los géneros de. vegetales de que carece, ya en fin proveyer. do sus astilleros y arsenales de todos los pertrechos que se necesitan en tiempo de guer ra, y que le sería imposible acopiar de repente en caso de un rompimiento no esperado? (144) -¿No debe un gobierno simplificar cuanto pueda la máquina de la administracion á fin de que el orden y la claridad sucedan á la obscuridad y al desórden, la rapidez á la lentitud de la ejecucion, hombres escogidos, á una caterva de empleados tomados á la suerte, y una prudente economía á gastos inútiles? ¿No es interés, suyo elegir para los destinos personas que á su aptitud reunan la buena voluntad? (145) Y pues que la poblacion se aumenta con la venida de los estrangeros ¿qué mayor atractivo puede ofrecerles un gobierno que el espectáculo de un estado en donde se encuentran reunidos el bien estar y una libertad fundada en leyes sábias y en un respeto profundo á las opi

niones religiosas, á las personas y á las propiedades?

¡Qué feliz es el monarca que por medio de la prevision, la justicia y el órden vé satisfechas las necesidades físicas y morales de sus pueblos! ¡Qué grande, cuándo (á imitacion de Marco Aurelio) no viendo en cada hombre mas que un hermano suyo y en cada culto un homenage digno del Eterno, ilu mina los entendimientos con su sabiduría, purifica las costumbres con el ejemplo, y hace que la tolerancia sea mirada como una de las primeras virtudes civiles y políticas! sion Ira,i c

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La religion, que algunos autores han definido una idea y un culto razonable de Dios, es el complemento de la legislacion y de la filosofia (146); y un vinculo que fortifica todas las instituciones humanas. Solo el ob jeto que se propone es suficiente para humillar á todos los enemigos que le han suscitado el vicio ó la locura.

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Sup. El hombre de estado considera las relia giones como una emanación del poder supremo qué dirijete mundov En efecto, todas estan fundadas en la misma base que es da divinidad y esta es tan inmutable como la marchas de los siglos. Los caracteres que dis tinguen a las religiones se resienten del tiem

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