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El jurisconsulto no está destinado úni camente para abogar por el honor, la vida la propiedad de los ciudadanos, ó para res tablecer con sus consejos, la paz en las fami lias, sino que tal vez se le podrá encárgar mañana que acuse á Felipe, denuncie á Catilina, ó defienda á Carlos I. ¡De qué cúmulo de conocimientos no debe estar adornado para llenar debidamente su encargo! y de la estadística sola puede sacar principios ciertos, y en cierto modo los materiales necesarios para el desarrollo de su lógica, y para hacer uso de todos los prestigios de la elocuencia.

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Si tiene que pintar la fragilidad de las cosas humanas, cita al vencedor de Yugurta, Mario, fugitivo y sentado sobre las ruinas de Cartago (12). Si habla de amor con yugal, ofrece por modelo á Eponina (13). ¿Quiere hacer temblar al tirano sobre su trono? pues le enseña el puñal de Esteban teñido aún con la sangre de Domiciano (1-4). -Por último, el diplomático, el político, yelo y el que se dedica al importante ramo de la legislacion, podrán marchar con seguridad á la perfeccion si se familiarizan, por medio de un profundo estudio, con la experiencia de todos los lugares y tiempos; pero para obtener este resultado es preciso ascen

der en cierto modo hasta el origen del mundo, y buscará falta de tradicion) en la sucesion natural de las ideas la ignorada historia de los primeros hombres.

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1 Colaquemos al hombre en un punto de la tierra, abandonado á sí mismo, sin re cursos y sin familia. Bien haya nacido en Síria cerca de Damasco (115), enòla Armenia (16), en el jardin delicioso de Eden, en las cercanías de Thelassar, en Galdea (17)5 ó bien ácia la embocadura del Eufrates ó del Hiddekel (18); que los primeros humanos se llamasen Adan y Eva, segun. Moy ses; ó Eon y Protogono, segun Sanchoniaton (19); que el primer hombre que queremos estudiar sea Efesto, Vulcano (20), á Aloro segun Beroso (21); nosotros siempre le consideraremos bajo las tres relaciones que le distinguen, á saber: hombre bruto, hombre selvage, y hombre civilizado.

Como hombre bruto es muy inferior á lòs, animales, no considerando sino su fuerza y sus medios de defensa pero goza de una ventaja notable sobre ellos en cuanto tiene la facultad de coordinar sus ideas, de fijarlas y utilizarse de ellas, y la sensibilidad exquisita que determina de un modo tan enérgico su eleccion: el impulso natural que le inclina á unirse á sus semejantes,

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desenvuel desenvuelve en él, aunqué selvage` todavía, una parte de su superioridad.

Este impulso no es debido, á pesar de cuanto ha dicho Vitruvio, al placer de calentarse,[ni á las utilidades que se sacan del fuego (22): cuando el hombre cedió á la necesidad de sujetarse al yugo de la sociedad, no calculósi ésta le sería útiló perjudicial: llevado de su instinto, no hizo mas que ser guir las leyes invariables que unen todas las partes del universo.

Estas LEYES (23) son las relaciones inmediatas de las cosas entre sí, y sus forzosas consecuencias.

La primera ley del hombre aislado

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ha sido alimentarse, vestirse y resguardarse de la intemperie; la segunda proveer á su seguridad; y la tercera unirse al sexo que corresponde al suyo. Su primer pensamiento al mirarse á sí propio debió fijarlo sobre su mecanismo, y sobre el objeto de su existencia: en seguida, considerando atentamente todo que le rodeaba, se preguntó sobre su propio destino.

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La impresion que le causa la vista de una muger le deja atónito y le embarga todos sus sentidos: la calma se sucede á este primer movimiento; mil ideas confusas le agitan, pero bien pronto se desvanecen co

mo un vapor ligero; y el hombre vuelto en sí, trata de indagar las verdaderas causas del placer que acaba de experimentar. Esta impresion, que no es otra cosa sino lo que los metafisicos laman percepcion, hace nacer la idea, imagen fuerte, y que queda mucho tiempo despues que ha pasado el relámpago, de la percepcion.

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Se reunen una porcion de ideas: el hom→ bre se acuerda de que al aspecto de aquel séri que no puede definir y cuya esencia ignora, ha experimentado una sensacion deliciosa; que al mirarle creía identificarse con él; que estrechândole contra su corazon probaba un deleite indecible. No hace mas que repasar todo esto entre sí, y ya las dulces palabras de amor, placer, felicidad se deslizan de sus labios.ibot auch

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Supongamos á este hombre ya padre: es necesario que explique á sus hijos los resultados de su experiencia; y los gestos, las actitudes y los movimientos de su rostro son los únicos intérpretes de sus pensamientos. No contento con este primer esfuerzo, forma con sus hijos algunos sonidos para comprenderse mútuamente. Estos sonidos se convierten en palabras que designan los cuerpos naturales que por el pronto se presentan á sus sentidos, y que nunca son en gran

cantidad siendo la familia poco numerosan Á medida que ésta se aumenta se enriquece la lengua, a la familia sucede una poblacion, á esta una ciudad, y á la ciudad un estado. Las emigraciones, las colonias de este lestado llevan a otros parages su lengua primiti va; se forman los dialectos; en cada colonia se crea un nuevo idioma sobre las ruinas del antiguo; y he aquí de donde proviene la incertidumbre de las etimologías y la diversidad de lenguas. y ob stenen g } Obligado el hombre á proveer á su existencia, camina á paso lento ácia el conoci miento de las ciencias y á su perfeccion. La industria en este caso no es para él sino uná heredad particular que cada cual cultiva segun la extension de sus conocimientos, pero que no se transmite á sus vecinos, y careçe de médios de comunicacion.olonged yoż

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Los frutos y las plantas que la naturaleza como de su propia voluntad ofrece al hombre, le dan la idea de reunirlos, trans portarlos y hacer nuevos planteles inmedia→ tos á su cabaña; y héle aqui convertido en AGRICULTOR.

212 D

En el mismo sitio reune los animales que ha podido domesticar; el terreno que ha elegido se abona con la estancia de estos animales bénéficos; y entonces todos sus

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