Page images
PDF
EPUB

yes deben ser perfectamente idénticas entre sí, porque sin este requisito no tendrian fuerza ni se observarian lo que prueba lä necesidad en que se encuentra el legislador de tener siempre à la vista la teoría com♫ ́· pleta de la organizacion social, y de no apartarse jamás de los principios del dea recho.

El derecho, en toda la extension de ta palabra, es "la luz de la razon que rige igualmente á los hombres de todos los tiempos y paises." Al mismo tiempo que dirige el ins tinto Ꭹ la inteligencia del hombre, le con sidera ya en el círculo estrecho de su fami lia, ya en la masa de los pueblos; y presenta esas reglas sencillas y sublimes que han Henado de admiracion a todos los siglos, Tod

[ocr errors]

Así, desde el instinto que le inclina ácia la muger, hasta el cuidado que tiene de sus hijos; desde la educacion de éstos hasta el afecto que manifiesta á cuanto le rodea; desde aquel sentimiento interior que le hace compasivo con los desgraciados y agradecido á los beneficios, hasta el que le coloca en la clase de los seres superiores, haciéndole sacrificar todas sus pasiones á la necesidad de servir á la amistad, á la justicia ó á la patria, un mismo y solo impulso guia al homy le sostiene."

[ocr errors]

Él se desprende por grados de los lazos que parecen fijarle á la tierra para tomar un vuelo mas glorioso; abandona los bosques para habitar en las ciudades; rompe la clava mortífera para coger un pincel, y aleja de sí el ódio no viendo en el que le ultraja sino un desgraciado que se extravía y de quien es necesario compadecerse.

De este modo el hombre en su marcha de occidente á oriente y del norte á mediodia se ha ido perfeccionando poco a poco, y á se ha visto á la razon universal desarrollarse, difundirse y reducirse á principios sencillos, positivos y uniformes.

7

Los Caldéos, los Egipcios y los Persas han bosquejado en cierto modo la estátua; los Griegos la han dado las formas; los Romanos la han hermoseado; y despues de todas las revoluciones de que han sido teatro el Africa, el Asia y la Europa, ha llegado al estado en que la poseemos hoy.

Ábrase el libro de los siglos, y se verá que todos los pueblos han consagrado siempre los mismos principios. En la China Confucio proclama que lo que el hombre tiene de celestial es la razon, y que las cuatro reglas principales que debe procurar observar el que aspire á la perfeccion son las siguientes: Tener á nuestro padre la misma sumision que

exijimos nosotros de nuestros hijos: guardar al gobierno del estado la misma fidelidad que buscamos en los que nos sirven: tener á los ancianos el mismo respeto que exijimos de los que nos son inferiores en edad; y con nues(tros amigos el mismo celo que esperamos de su benevolencia cuando se trata de nuestros propios intereses.

En Egipto se oyen de la boca misma del oficial encargado de los funerales los preceptos que deben dirigir la condueta de los hombres virtuosos. "Mientras he vivido en este mundo (dice el oficial á nombre del difunto) he servido religiosamente a los dioses que me dieron á conocer mis padres; he honrado siempre á los que me engent draron; no he matado á nadie; no he retenido en mi poder ningun depósito, ni cometido otro delito imperdonable," an

Los filósofos persas nos proponen estas bellas máximas: "Haced á los hombres lo mismo que quisiérais que hicieran por vosotros; no ofendais á nadie con vuestras pa→ labras, antes por el contrario conservad con vuestra bondad la sociedad con los hombres; procurad seguir la verdad sin ninguna alteracion, y buscadla con cuidado porque ella perfeccionará vuestra, alma. De cuanto Dios ha criado, nada es mejor

7

que la verdad. No ofendais al padre que os ha educado, ni á la madre que os ha lleva do nueve meses en su seno; respetad al ministro que os ha instruido en las máximas, de bondad y de virtud; instruid á los niños.. el que vive en la ignorancia no cono-, ce ni Dios ni religion."

La historia de todos los pueblos y de todas las edades ofrece los mismo pensamientos. En unas partes Sócrates enseña que el alma es inmortal y que los hombres deben procurar despojarse de sus pasiones y vicios para hacerse semejantes á Dios. En otras el legislador de Lócres, Seleuco, proclama que todos los hombres deben reconocer la existencia de los dioses, y esforzarse para ser buenos; que no deben abandonar su pais por ir á vivir en uno estraño, pues nada nos debe ser mas caro que nuestra pátria. En otras Carondas, el legislador de Thurio, prescribe que se invoque al Ser Supremo, sea en la propia patria ó en un pais estrangero; que se considere como un crimen la irreligion, los ultrajes voluntarios hechos á los padres, y el desprecio premeditado de los magistrados, de las leyes y de Ja justicia.. a ond lo Volved á cada cual lo que le pertenece (113), nos dicen los oraculos de la religion

4

cristiana; haced por los otros lo que quisiérais que ellos hicieran por vosotros (114): si hay alguna cosa que pueda contribuirá adquirir una buena reputacion, que aumente vuestros sentimientos virtuosos ó que hermosée la moral, que ella sea el único objeto de vuestros pensamientos (115)." :

Todos los sectarios, todos los filósofos todos los legisladores antiguos y modernos, como si se hubiesen reunido en un mismo. lugar y en la misma época, han profesado de un modo uniforme esta celestial doctrina que constituye el derecho natural. Los: preceptos, se me dirá, son infinitos: No, ciertamente; los que pertenecen á las grandes cosas, á las cosas necesarias, son en muy corto número, y las variadiónes que les distinguen dependen de los lugares, de los tiempos y de las personas (116); y, como ha dicho Ciceron (117), no ha existido nacion alguna en donde no se haya apreciado la bondad y el agradecimiento, y en donde no se haya détestado al hombre soberbio, malhechor, eruel é ingrato. Esta uniformidad en el modo de considerar las acciones humanas, prueba hasta la evidencia. que el hombre tiene en sí mismo el verdadero sentimiento de la justicia, y que el derecho natural es el único cuyas bases sean fijas é invariables..

« PreviousContinue »