DE LA VIDA DEL HOMBRE. SU AUTOR EL ABATE DON LORENZO HERVÁS, la Etrusca de Cortona. " y de EL HOMBRE EN LAS CIENCIAS mayores; y su instruccion moral y civil en las edades de la pubertad y de la juventud. CAPÍTULO IV. Derecho Civil. os defectos en las personas, ciencias, y artes se descubren por quienes las aman honestamente, ó las aborrecen. El odio descubre los defectos, y abultando los desfigura su pintura, como si los mirase con micróscopio: el amor honesto los mira como invisibles pecas en semblante hermoso, y solamente observa la de deformidad, que su muchedumbre puede causar afeando la hermosura, que le encanta. Asi yo comtemplo los defectos de la Jurisprudencia Romana, protestando por ella, como en ocasion semejante hizo un docto (1) moderno, el mayor aprecio y respeto. Este no me debe obligar á un disimulo traydor á la fé pública. El disimulo descarado de los defectos es el mas vivo y penetrante desprecio: y el disimulo moderado es un acto cortés y prudente quando no se temen conseqüencias funestas , que con hablarse pueden impedir. Los efectos que de éstas experimentamos en tanta confusion contrariedad y desorden de leyes, no permiten ningun disimulo sobre la justa crítica de ellas: antes bien declaran ignorante ó reo al que en el silencio la sepulta. No sé si el lector encontrará vanas lisonjas en estos generosos pensamientos que me animan : porque aunque conozco el mal, y deseo su remedio, no obstante no me atrevo, ni puedo prometerle la perfeccion de una reforma en que hace mucho el que solo la proyecta. En esta ardua empresa el no desatinar no está léjos del acierto; y quien ha puesto una piedra, puede esperar que en algun tiempo se concluya la fábrica. Con esta persuasion empiezo el discurso de la reforma del Derecho civil romano. (1) Dei difetti della giurisprudenza. Trattato di Ludovico Muratori. Venezia. 1742. fol. cap. 1. p. 1. S. |